Las incógnitas del crimen de la cabeza de Castro Urdiales: Una mujer entregó el cráneo de su marido envuelto en papel a una vecina

¿Qué fue del 'crimen de la cabeza, el macabro asesinato de una mujer a su pareja en Castro Urdiales? 'Código 10' ha analizado, con la voz de periodistas como Alfonso Ojea o de agentes de la Guardia Civil de Cantabria como Roberto González, el suceso que conmocionó a todo un país en el año 2019. En él, Carmen Merino, una andaluza que se trasladó a la comunidad cántabra, se deshizo de los restos de su marido de dos ingenuas formas que vamos a detallar en las siguientes líneas.

Una desaparición que parecía ser voluntaria

En febrero de aquél año, los familiares y amigos de Jesús María Baranda, un banquero de 67 años, se sorprendieron con su desaparición repentina. Solía ser una persona muy presente en los círculos sociales y eran habituales sus llamadas a sus seres queridos. Pero, de un momento para otro, se dio a la fuga supuestamente porque respondía a los mensajes de WhatsApp que les enviaban.

Baranda les confirmó que se había ido "de viaje". "Solo quiero estar un tiempo fuera, ya os llamaré", llegó a decir. No tenía ningún tipo de interés en comunicarse con sus familiares y amigos así que los agentes sospecharon en un primer momento de que el suceso era una desaparición voluntaria. Por esta razón se archivó el caso tras la denuncia interpuesta por un primo de Jesús María Baranda.

Sin embargo, el 28 de septiembre de ese mismo año el caso da un giro de 360 grados cuando una vecina de la localidad denuncia el hallazgo de restos humanos en una caja que le regaló la pareja del banquero. La mujer encontró un cráneo quemado envuelto en una serie de periódicos, bolsas de basura y más papeles que lo cubrían por completo.

Carmen Merino le habría dejado a la vecina esa caja hace unos meses asegurándole que dentro había "juguetes sexuales". Pero la Guardia Civil fue hasta el domicilio de la mujer que recibió el cráneo y se investigó como posible homicidio la desaparición de Jesús María Baranda acontecida meses antes. Merino era la principal sospechosa y se recabaron las pesquisas pertinentes para demostrar su culpabilidad en la muerte de Baranda.

El móvil del crimen podría ser económico

Sin embargo, durante el juicio celebrado en 2022 mostró total tranquilidad ante las preguntas de los magistrados. Admitió que desconocía cómo había fallecido su marido, aunque se consiguió demostrar que había hecho búsquedas en Internet para averiguar cuánto tiempo duraba un cadáver en descomposición. También se encontró la compra de una motosierra con los datos bancarios de su pareja.

Y las pruebas que culparon definitivamente a Carmen Merino fueron las testadas por una limpiadora a la que contrató días después de la desaparición de Jesús María Baranda. Esta aseguró que la mujer le obligó a tirar unas pesadas bolsas de basura en las que presuntamente existían plantas muertas con arena. Se sospecha que allí se encontraron los restos del banquero vizcaíno, aunque a día de hoy no ha aparecido su cadáver. Los analistas explican a 'Código 10' que el móvil del crimen podría ser puramente económico, ya que Merino tenía la intención de quedarse con las buenas fortunas que tenía su pareja. La pensión de la andaluza era escasa, de ahí su interés en conseguir la riqueza de Baranda llegando incluso a cambiar su testamento en su beneficio.

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