Robert siente que se ha equivocado de profesión y que en lugar de ingeniero, debería de haber sido comunicador. Es consciente de su problema con la pronunciación de la letra R, pero “ya he hablado con una logopeda y es cortar el frenillo de aquí delante y unas clases”. Ha llegado a ‘First Dates’ cargadito de regalos y le ha explicado a Carlos Sobera que en el amor nunca ha sido correspondido, y no ha llegado a dar un segundo paso. Lo mismo que le pasaba a Javier.
El presentador ha tenido la sensación de que Robert era virgen y no se ha equivocado “quizás por el físico, nadie se fija en mí y me marginan. Por más que lo intente, no me dan ni la primera opción de conocerme”. Su sueño es ser padre y por genética, le toca un parto de gemelas. También tiene como objetivo hacerse un implante capilar a ver si las chicas comienzan a fijarse en él.
Anna-Lena, su cita, es alemana, pero vive en Málaga donde trabaja como profesora de alemán, español y religión protestante. El presentador le ha dejado la notita de Robert y a la soltera le ha entrado la risa cuando ha visto que le había dejado dos pares de calcetines “igual quiere tener cuatro hijas”. A Robert le ha gustado mucho el físico y la elegancia de su cita, y ha comenzado la cita con mucha ilusión.
Mientras esperaban la cena, Robert ha querido saber de dónde era Anna-Lena y a qué se dedicaba. Él le ha contado que vive en Barcelona y que es arquitecto técnico, algo que, a ella, le ha hecho pensar que era un hombre formal, que se cuida y “sí, me ha gustado”. El soltero le ha explicado que venía de una familia de partos múltiples y que tenía muchas posibilidades de que él también lo tuviera.
Le ha hablado de su tía, la gemela de su madre, y de cómo murió de forma muy repentina “era mi segunda madre”. Para Robert, su tía era una persona muy especial y no ha podido evitar emocionarse al hablar de ella. Anna-Lena se ha preocupado y ha querido saber cuánto tiempo hacía que la había perdido y ha alucinado, al saber que se murió hace 20 años “tampoco es una cosa diaria, me he acordado y me he sentido escuchado por ti, no es que sea un llorica”.
El soltero le ha confesado que nunca había tenido pareja y que era virgen. A Anna-Lena no le ha parecido mal porque ella había tenido varias parejas y había tenido sexo, pero su deseo era “guardarse para el matrimonio”. Para ella es importante que su pareja sea católica y Robert le ha dicho que ella era religiosa. Sin embargo, a ella le ha parecido que una persona que de vez en cuando a misa, no era el líder espiritual que ella estaba buscando.
Roberto estaba convencido de que iba a ser su gran noche y lo ha dado todo cantando en el karaoke. Estaba convencido de que le había gustado mucho a Anna-Lena, pero la realidad era otra muy distinta. Ella se ha dejado invitar a cenar y en el momento de la decisión final le ha dicho que la cita había sido muy agradable, pero que estaba buscando a una persona que estuviera viviendo la fe de la misma manera que ella. Él ha aceptado las calabazas y le ha dicho que podía contar con él si lo necesitaba.