Ana Julia Quezada habría tenido un grupo de "acólitas gregarias" que la habrían ayudado a guardar su teléfono móvil durante su estancia en la prisión de Brieva, en Ávila. Así lo ha compartido la periodista Mónica G. Álvarez en directo en 'Código 10' en base a las últimas informaciones de los funcionarios de prisión.
"Habría móvil dentro de la cárcel pero no en su celda, sino en la de una mano derecha", puntualiza. La asesina del pequeño Gabriel Cruz habría empleado ese teléfono móvil para grabar sus encuentros sexuales con dos funcionarios de la cárcel en la que cumple una condena de prisión permanente revisable. Todo, supuestamente, con la idea de chantajearlos para pedir un traslado a una prisión de Cataluña.
"El móvil nunca habría aparecido", confirma la periodista. Al parecer, el comportamiento de Ana Julia dentro del centro penitenciario sería parecido al que mantuvo ya años antes de cometer el macabro asesinato a Gabriel. "Se comporta como manipuladora y persona dominante", detalla Mónica G. Álvarez. Ese grupo de amigas "subordinadas" harían su "trabajo sucio". De alguna manera están sometidas a Quezada. Todas ellas confirman que hubo "sexo" a cambio de "un trato de favor" con un funcionario de prisión -que está dado de baja- y un cocinero -que se jubiló hace unos meses-.
Por ahora, hay abierta una investigación contra varios funcionarios de la cárcel de Brieva por trasladarle ese teléfono móvil a Ana Julia Quezada a cambio de relaciones sexuales. Tanto la novia de la asesina como las compañeras aseguran que ese sexo fue "consentido", mientras que la dominicana confirma que sufrió una violación.
Toda esta investigación, siempre citando las mismas fuentes, comienzan el año pasado, "antes de que salte el escándalo".