Una nueva aplicación abre las puertas a las parejas abiertas ha establecer un contrato entre ambos para fijar qué cosas pueden y cuáles no dentro de su relación. Un contrato que tiene 7 puntos que ambos miembros de la pareja tienen que establecer en función de sus gustos y necesidades.

El primer punto a negociar los términos cómo la realización de nuevas prácticas o un cambio de parecer por alguna de las dos partes. También quedará establecido el tiempo que se puede estar con un amante, las veces que se puede repetir e incluso, los términos de la negociación, en el que se establece el periodo de tiempo que se tiene para rescindir el contrato (con un preaviso de 15 de antelación).

También se pueden se pueden establecer las obligaciones de ambos miembros, compartir o no lo que se ha hecho. En la fase de escucha, el mantra de este tipo de contratos es “escuchamos, pero no juzgamos”. Se pueden poner limites respecto a lo que la pareja puede o no hacer fuera del hogar. Ciertas prácticas sexuales, llevar a terceros al hogar, repetir experiencias, sexo en el círculo de amigos, espacios para prácticas sexuales.

En el contrato no solo se establecen los límites y las obligaciones, sino que también se establece que hay que ser honestos, claros, hablar de los detalles, dar información del contenido del contrato a terceros o familiares. También es muy importante mantener una actualización constante de dicho contrato y establecer cuál es el tiempo de calidad que se tiene que mantener con la pareja más allá de la relación con otras personas, un factor insustituible y necesario en cualquier pareja.

Olga Castán cree firmemente en las relaciones abiertas, asegura las ha probado todas menos la anarquía relacional, y le ha explicado a Nacho Abad en qué consisten los diferentes tipos de parejas abiertas. Ella solo se ha enamorado de una persona al mismo tiempo, pero conoce casos de triejas y cuatriejas, y sí ha tenido sexo con otras personas delante de su pareja y en otras situaciones.