Tres primas incumplen la última voluntad de su tía y esta se les aparece después de fallecer para atormentarlas
Nueva historia en 'El archivero del miedo' junto a Gonzalo Pérez Sarró
Tres primas incumplen la última voluntad de su tía y viven un infierno tras su muerte
'La casa de muñecas' de Cartagena: presencias, niños en la ventana y un sótano maldito
La oscuridad llega a ‘La nave del misterio’ con la sección ‘El archivero del miedo’, esa en la que Iker Jiménez apuesta por el terror clásico, un homenaje a la radio del misterio “que atrae tanto como repele”. Junto a él, Gonzalo Pérez Sarró, que nos habla de un increíble caso.
Nos trasladamos hasta Cáceres (Extremadura) para escuchar una narración que podría recordar a las de Edgar Allan Poe: “Es de las más terroríficas que podemos contar aquí”, advierte el periodista e investigador. Se titula ‘La promesa’ porque “a partir de ahí arranca una historia que sus protagonistas, difícilmente, podrían imaginar que les iba a ocurrir”.
La promesa: la historia de terror de tres primas
La historia es sobre tres primas hermanas que cuidan de su tía, una mujer mayor y les hace prometer esta mujer que, el día que muera, la vistan con cierta ropa y que incluyan dentro del ataúd una bolsa con sus joyas. Las sobrinas dicen que sí, que están dispuestas a cumplir su última voluntad.
Llegado el momento, cuando la mujer fallece, ellas ven absurdo meter dentro de la tumba estas joyas y que estas se pierdan. Le dejan puestos dos pendientes de cobra, pero el resto no las incluyen. Ahí comienza un clásico del misterio, la última voluntad rota. La promesa se rompe y comienzan a ocurrir cosas.
A los pocos días del entierro, las mujeres comienzan a oír ruidos y voces entrecortadas en la casa. Empiezan a tener la sensación de que alguien está con ellas, que están siendo vigiladas en todo lo que hacen por parte de una presencia hostil. De hecho, llegan a decir que fue violento, pues llegan a sufrir ciertas agresiones.
Los objetos se mueven de un lado a otro en la casa y, en la cocina, vuelan cuchillos y cacerolas. También, han llegado a despertarse en mitad de la noche al sentir que estaban siendo abofeteadas. Una de ellas confiesa haber visto la imagen de su tía, que se le apareció. Llegados a este punto, confiesan lo que hicieron y piden ayuda a la Iglesia. Acuden al cementerio, exhuman el cadáver de la tía, meten una bolsa con sus joyas y dicen ver una sonrisa en el rostro de su tía. Aquí terminó su horror: los fenómenos fueron, poco a poco, remitiendo.