Los indultos a presos es otra de las tradiciones que deja la Semana Santa. Este año, el Gobierno ha indultado a seis personas. Según informa Isabel Sanz, uno de los requisitos para que esto se produzca es que ninguno tiene que tener delitos de sangre. Una vez que reciben la carta de la libertad, es muy común que salgan en la procesión.

Las seis personas indultadas de este año fueron condenados por tráfico de drogas, hurto y receptación, un delito que se comete, por ejemplo, cuando se compra algo robado sabiendo que lo es.

Los nombres y apellidos se reservan, pero sí sabemos que son de Granada, Zaragoza, Jaén y dos de Málaga, que son hermanos. La forma habitual para decidir qué presos son indultados es la siguiente: las cofradías piden una lista a Instituciones Penitenciarias. Ellos dan esa lista con nombres que pueden encajar como personas que tengan buena conducta, haya arrepentimiento, no haya habido reincidencias graves o estar cerca del fin de la condena.

La cofradía elige a sus candidatos y lo solicita al Ministerio de Justicia, quien toma la decisión final. Cuando llega el día, en algunos sitios se escenifica el indulto, se les da la carta de libertad y suelen procesionar. Algunos de los indultados de este año ya lo han hecho.

El origen de esta tradición no está del todo claro porque hay una norma de indultos: la Ley 24, de 1447. Pero la tradición popular tiene una historia más épica y algo de milagrosa. Según esa versión, en Málaga, hubo una epidemia de peste en 1757 y se suspendieron las procesiones. Pero unos presos pidieron sacar a Jesús El Rico.

Tras recibir una negativa, ellos decidieron fugarse, lo sacaron en procesión y después volvieron a la cárcel por su propio pie. Cuenta la historia que, dos días después, el brote de peste desapareció y el rey Carlos III otorgó a la cofradía el privilegio del indulto. Por eso, la cofradía de Jesús El Rico es la que más tradición tiene.

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