Guía para proteger tus finanzas personales si pierdes tu empleo de forma inesperada

Una pérdida repentina de empleo puede suponer un duro golpe económico, pero tener una reacción rápida y una buena planificación financiera es fundamental
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Perder repentinamente el empleo es una situación que nadie quiere vivir, pero que desgraciadamente puede sucederle a cualquiera, incluso en los sectores más estables. Ya sea por un despido colectivo, una reestructuración interna o el cierre inesperado de una empresa, quedarse sin trabajo de un día para otro supone un fuerte impacto emocional, pero también económico.
Saber cómo reaccionar ante una pérdida de empleo es más importante que nunca. De hecho, una planificación adecuada y una respuesta ágil pueden marcar la diferencia entre atravesar una etapa complicada o entrar en una espiral donde se enlazan deudas y angustia financiera.
En este artículo, compartimos los pasos clave para poder afrontar esta situación desde el punto de vista económico, para que se puedan proteger las finanzas ante una situación así.
Mantener la calma y evaluar la situación financiera
Lo primero que hay que hacer es mantener la calma. Perder el empleo puede suponer un gran golpe emocional, pero lo que hay que hacer es tomar decisiones racionales. Lo ideal es comenzar por hacer un inventario financiero. Para ello, se deben responder a estas preguntas para poder establecer un punto de partida y saber con se cuenta para evitar caer en descubiertos o impagos innecesarios.
- ¿Cuánto dinero hay disponible en las cuentas?
- ¿Cuáles son los gastos fijos (se incluye alquiler, hipoteca, suministros, alimentación)?
- ¿Se tienen deudas activas o préstamos que pagar?
- ¿Se cuenta con un fondo de emergencia o algún ahorro?
Solicitar las prestaciones por desempleo cuanto antes
En España, el primer paso que se debe dar tras un despido es registrarse como demandante de empleo en el SEPE (Servicio Público de Empleo Estatal). Este registro es imprescindible para poder acceder a las prestaciones por desempleo.
Los tipos de ayudas disponibles son:
- Prestación contributiva por desempleo: si se ha cotizado al menos 360 días en los últimos seis años. La duración depende del tiempo que se ha cotizado y la cuantía se calcula en base al salario anterior.
- Subsidio por desempleo: si no se llega al mínimo de cotización, se puede acceder a subsidios asistenciales.
- Renta Activa de Inserción (RAI): esta renta está destinada a personas con dificultades especiales como pueden ser los mayores de 45 años o víctimas de violencia de género.
- Ingreso Mínimo Vital (IMV): en casos más extremos, si no se tienen ingresos ni patrimonio suficiente se puede solicitar este ingreso.
Revisar y ajustar el presupuesto mensual
Con esta nueva situación, el presupuesto debe volverse más conservador, y diferenciar entre lo necesario y lo prescindible. Se deben reducir gastos superfluos como plataformas de streaming, suscripciones, pedidos a domicilio y ocio excesivo. También se tienen que priorizar pagos importantes como pueden ser alquiler, hipoteca, suministros, transporte y alimentación básica.
Además, se recomienda que se busquen alternativas más económicas como cocinar en casa, usar el transporte público y comparar precios. Una herramienta que se recomienda es una hoja de cálculo o una app de control de gastos para poder hacer un seguimiento semanal y mensual.
Utilizar el fondo de emergencia con inteligencia
Si se había previsto esta situación y se tiene un fondo de emergencia, este es el momento ideal para utilizarlo, pero siempre con cabeza. Seg ún el Banco de España, lo recomendable es tener de 3 a 6 meses de gastos fijos guardados.
Esto no quiere decir que se tengan que gastar todos de golpe. Se debe utilizar solo lo necesario para cubrir cada mes lo básico, mientras, debe haber una búsqueda activa de empleo o ingresos alternativos. Este colchón da un margen de maniobra, pero se debe gestionar como el recurso limitado que es.
Evita decisiones financieras impulsivas
El estrés de esta situación puede hacer que se tomen malas decisiones, como cancelar planes de pensiones, vender inversiones con pérdidas o endeudarse innecesariamente. Antes de pensar en hacer cualquier movimiento drástico se recomienda consultar con un asesor financiero, sobre todo, si se tienen inversiones o bienes importantes.
También, se debe evitar pedir créditos rápidos, ya que tienen intereses muy elevados. Tampoco se recomienda utilizar las tarjetas de crédito como un salvavidas, ya que pueden empeorar la situación. El objetivo es mantener el mayor equilibrio posible hasta que se vuelva a encontrar un empleo.
Cuidar la salud emocional y pedir apoyo
Perder un trabajo puede afectar gravemente a la autoestima y salud mental. Es normal sentir miedo, ansiedad o frustración. En estos casos se recomienda apoyarse en seres queridos y buscar su apoyo emocional y, en caso de necesitarlo, buscar ayuda profesional.
Algunas comunidades autónomas y asociaciones ofrecen apoyo psicológico gratuito para personas que no tienen empleo. Sentirse bien emocionalmente es fundamental para poder afrontar esta etapa con una mayor claridad.
Renegocia tus condiciones con proveedores y entidades financieras
Una pérdida de empleo justifica, en muchos casos, la necesidad de renegociar ciertos contratos o pagos. No se debe tener miedo a contactar con los proveedores o entidades financieras que hagan falta para poder conseguir mejores condiciones. En el caso de los bancos, se puede solicitar una carencia temporal en los préstamos personales o hipotecas. Algunas entidades, incluso, permiten aplazar las cuotas o reducirlas durante un tiempo si se demuestra que la situación de desempleo es real.
Por otro lado, en cuanto a servicios básicos, se puede negociar con las compañías de luz, gas o telecomunicaciones para renegociar tarifas o aplazar pagos sin penalización. Otra opción es escoger planes más económicos. Siempre es preferible buscar soluciones antes de acumular impagos.